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lunes, 30 de mayo de 2011

Importancia de las Comunidades Terapéuticas Profesionales.

Es esperanzador que  el Estado comience a pensar en las adicciones como un problema de salud importante .El Gobierno comenzó la campaña "Hablemos claro, las drogas sí son un problema", que contempla trabajo en conjunto con el Ministerio de Salud, para crear centros estatales gratuitos de rehabilitación basados en el respeto e integridad de las personas y sus derechos humanos. La realidad que se vive dista mucho de lo deseado, ya que es inconcebible que en el siglo XXI la Provincia de El Oro no tenga una Comunidad Terapéutica Profesional a cargo del  Ministerio de Salud Pública o del IESS, sabiendo que el consumo de sustancias psicoactivas es cada vez  mayor y la edad de inicio más temprana, según datos del  Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep). Seguramente el que lea esto y tiene un familiar que un momento dado necesitó ayuda profesional (ya sea un adicto, un enfermo psiquiátrico o las dos cosas) tuvo que recurrir a ciudades más grandes como Quito o Guayaquil, con las dificultades logísticas y económicas que esto significa. Ni siquiera esto asegura una buena atención si no se tiene el dinero necesario para solventarla, y a  veces ni esto es suficiente.
Muchos centros para drogodependientes se han venido manejando de manera empírica, bajo la dirección de adictos recuperados cuyo conocimiento experiencial es importantísimo pero totalmente insuficiente. La comorbilidad de las adicciones con patologías psiquiátricas como trastorno bipolar, esquizofrenia, trastornos de personalidad, trastorno por déficit de atención, depresión etc, es muy alta, y hace indispensable que el tratamiento del adicto sea transdisciplinario , con  equipos profesionales comprendidos por adictólogos, psiquiatras, psicólogos, médicos clínicos, asistentes sociales, operadores terapéuticos con todo lo que ésto implica: una evaluación psiquiátrica con su respectivo tratamiento, farmacológico inclusive, terapias individuales, terapia grupal, de familia y multifamiliar realizadas por un profesional competente y preparado.
Respecto a lo social, como decía un profesor mío: “en esta sociedad del placer , el sujeto busca la sustancia para paliar su displacer”... ésta empuja al sujeto al consumo, ya sea para evadir la realidad, como parte del hedonismo y el disfrute de nuevas sensaciones, como una exigencia para integrarte a un grupo social, poder disfrutar en la discoteca, y sobrellevar el ritmo acelerado que se vive en las ciudades grandes donde dejas de ser una persona y llegas a ser un sujeto sin identidad donde nadie te presta atención ni le importa lo que hagas ni lo que te suceda.  En lo familiar hay patrones que se repiten en los drogodependientes, tales como, una familia desestructurada, caótica, donde el padre se encuentra ausente como figura de autoridad, aunque físicamente se encuentre presente; una madre negadora y complaciente; maltrato verbal y físico en el seno familiar, abandono; un especial vínculo con la muerte ya sea de hermanos, amigos, progenitores. Además tienen generalmente un patrón de impulsividad- agresividad desde la infancia, ya sea producto de la carga genética o del ambiente.
De ahí que la función de padres es indispensable en la prevención del consumo de drogas de niños y adolescentes y  como adultos debemos estar  en estas etapas del desarrollo de nuestros hijos, teniendo  contacto en el día a día, conocer los amigos,  comprender la personalidad cambiante propia de la edad. El adolescente que anda solo con sus conflictos es un factor de riesgo alto. Debemos establecer un conjunto de normas y de límites que ordenen esta difícil etapa de la vida. La falta de contención familiar predispone a conductas violentas, a la vida en  la calle, la búsqueda de sensaciones que  implica tener conductas de riesgo, desinhibición, peleas, insultos, buscar continuamente lo prohibido, transgresiones, etc. La conducta antisocial, la impulsividad y la búsqueda de sensaciones están unidos a conductas  de consumo.    Entonces el ser y estar de los padres, con un buen vínculo y el establecimiento de normas, valores, principios son indispensables para un buen desarrollo y evolución de las etapas de crecimiento del ser humano hacia el futuro adulto joven, que serían los pilares básicos para una prevención precoz del consumo de sustancias.                                                                           
Mientras tengamos este tipo de conflictos necesitaremos lugares adecuados donde los adictos sean tratados primero como seres humanos y segundo como enfermos, donde se les dé una esperanza, un tratamiento, basado en el conocimiento, la experiencia y la ciencia. Donde se dé contención familiar, se instruya, se acompañe, se ayude, y  no se aproveche del sufrimiento y angustia haciendo de estas personas blanco de la voracidad y apetito de dineroPor eso es necesaria la presencia de instituciones que le den cabida a jóvenes que no encuentran lugar para existir como personas.  La esperanza es que estos espacios sean herramientas para rehacer una historia particular, en una técnica especial dentro del proceso psicoterapéutico que tiene como finalidad la recuperación del enfermo mental en una estructura donde se desarrollen las normas adaptativas necesarias para facilitar la reinserción social del paciente.
                                                         

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